Revuelto de letras grazalemeñas

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El vino.
Entrante: El vinagre.
De primero: De la mujer y su plato principal. Las sopas hermanas. Las habas.
Postre: amarguillos y borrachillos.

Introducción
En una fuente descansan
los garbanzos en remojo
esperando el mañana.
En el fuego las tagarninas
se sancochan
al ritmo de los borbotones.
Sobre el hule descolorido
una cruz de sal
hecha por manos sabías
intenta disuadir la tormenta,
pero los rayos,
sin aviso,
se han colado iluminando la cocina.

El vino
Piedras en las calles
Calle Las Piedras.
Al frescor del patio en la bodega…
Es el vino
señor de mi mesa.
Aliado de amigos.
Compañero de secretos;
me seduces,
me entretienes,
me acaricias,
no me mientes,
me adornas con tu color,
me siento señora en tu honor.
Alada, transparente…
Un brindis al entrar
una risa al salir,
un sabor frutal
joven y capaz.
Añejo para asentar
dulce para hablar.
Y todos para enamorar.

Entrante (“El vinagre”)
Soy de Grazalema
me encanta mi pueblo
me gustan sus gentes
y no saben cómo
disfruto de mi huerto.
Lo tengo en la Ribera
y siembro de todo,
patatas, tomates, pimientos,
pepinos y también tengo
unas ricas cerezas.
Recuerdo cuando era pequeña
y sobre las cuatro de la tarde
se hacía el vinagre
para los hombres que estaban segando
y trillando en la era.
Éste consistía
en tomate, pepino, pimiento,
cebolla, vinagre, sal
y aceite de oliva.
Y claro está, como no,
a gloria sabía.
Más bueno estaba
cuando dentro de éste se echaba
una buena miga de pan
la sacabas y luego la comías
con un buen chorro de aceite.

De primero
De la mujer y su plato principal
Que dices tú…
que digo yo…
jugando a las casitas
hacemos comiditas.

Dice mi madre…
y dice la tuya…
la mujer y el delantal
son las reinas del hogar.

Angelita,
¡comer es vivir!
y mi Tanasio me quiere
por el platito en la mesa.

¿Qué se come hoy?
¡comida!

Niño, ya sabes…
el gañán, del cocido al potaje.
Cuando falta harina,
gachas,
porque si no hay pan,
mamones.

Cuatro menús propongo,
como hija,
como esposa,
como madre,
y el puchero es mi soberano.

Garbanzos en remojo
e ingredientes de apaño.
De esta matanza del año:
su magro
y su chorizo,
descolgado del desván,
y su añejo en el saladero,
de patita o espinazo
y su tocino, en salazón,
conservado en el arcón.
El caparazón,
de gallina de corral,
las coles o judías de la huerta,
tagarninas
en temporá,
su agua y su sal.

A fuego lento de encina
sobre las trébedes
a media mañana
el sobrado se retira.

Patatas a cascos
¡y a almorzar!
De primero el cuchareo
de segundo la “pringá”.

Con el preciado apartado
servimos consomé:
que a muertos resucita,
a ebrios y recién paridas.
Aderezado de chorizo, jamón y huevo,
hostelería fina
y en casa con unos fideítos o
unos granitos de arroz,
la cena…
¡ya está servida!

Las sopas hermanas
Sabrá la sopa de grazalema
y la de picadillo
que son hijas del mismo caldo,
y que no son competencia,
sino que su enemiga voraz
es la grasienta comida exprés.

(Las habas)
Siempre me han gustado
los tomates y como
yo también, el chocolate.
Siempre con pan
que no sabe a nada más.
Lo que más odio
un guiso de habas hervidas
que cuando las huelo
me empiezan a entrar fatigas.
Y quién no ha comido
un arroz seco
o un racimo de uvas
con queso
que como siempre
saben a besos.

Postre
Borrachillos o pestiños
que se trata de lo mismo.
En Grazalema nosotros
les llamábamos borrachillos,
son esos dulces tan ricos
que se elaboran con vino,
en el pueblo de Grazalema,
en sus campos y cortijos.
Son típicos de las pascuas,
comuniones y bautizos.
Si preguntamos a los mayores
cómo se hacen los borrachillos.
Ellos nos contestarán…
de esto, de lo otro y de aquello,
de todo se echa un poquillo.
Sin olvidarse del limón
Y…
¡Naturalmente del vino!
Que es el que en otros tiempos
le dio el nombre a este dulce
que llamaban borrachillo.
Claro está que el resultado
nos suele salir distinto.
Pero salga como salga
¡Siempre es un dulce riquísimo!
con distintas variedades
Pero…
Siempre con su vino.

(Amarguillos)
Batir los huevos
poner el alma
añadir las almendras
no endulzar con nata.
Pizca de canela,
pizca de alegría.
Remover con amor
y con energía.
Delantal blanco
pelo recogido
la confitera hace amarguillos.
Así trabaja tarde
y mañana,
calienta el horno
con leña y retamas,
y todo lo acompaña
de cantos, risas y ganas.
¡Ah, que me olvidaba
la ralladura de limón!
Para regalarlos junto
con tu corazón.

(Esté es un poema colectivo que presentó el grupo de poesía, de la Asociación El Remolino Verde, con el que participaron en el Certamen Literario Villa de Grazalema 2010).